Cuentacuentos: Revalorizan la palabra, nutren y estimulan el espíritu

En los niños, ejercita los músculos emotivos de su inteligencia, les abre nuevos horizontes a su imaginación, despierta su espíritu creador y forma hábitos de atención. Cada vez hay más lugares donde realizar talleres o ver sus espectáculos.


Cuentacuentos: Revalorizan la palabra, nutren y estimulan el espíritu

Los cuenta cuentos, son hombres y mujeres que han hecho de la palabra hablada su casa, su ambiente, su forma de leer y reinventar el mundo, su ritual, su alimento, su lenguaje... Ellos se alimentan de la tradición, de la palabra que vive y perdura al pasar de boca en boca y han contribuido a que gran parte de nuestras costumbres, creencias, imaginarios, valores y formas de comportamiento perduren en el tiempo, hasta llegar a ser parte de nuestras tradiciones, nuestra cultura y nuestra memoria colectiva.

Hoy tenemos la palabra de Geraldine Ricau, Técnica en Narración Oral, narradora urbana.


¿Cómo definirías a la  narración oral?

Yo creo que es el arte de la palabra, la voz y los gestos vivos que se convierten en un vehículo que nos transporta a un mundo imaginario y fantástico cuando va acompañado de la capacidad creativa del narrador. Es un rito mágico, un acto de comunión.  También es una vía factible de comunicación alternativa, aplicable a diversos propósitos y disciplinas.


¿Y por qué contar cuentos?

Porque en estos tiempos, en donde la tecnología nos invade, donde los medios de comunicación están cargados de vaciamiento de contenido, es “necesario” y también sanador volver a encontrarse. Mirarse a los ojos, reflejos del alma. Revalorizar la palabra. Volver al origen.

La función principal de contar cuentos es proporcionar emociones: nutre y estimula el espíritu. En los niños, ejercita los músculos emotivos de su inteligencia, les abre nuevos horizontes a su imaginación, despierta su espíritu creador y forma hábitos de atención. 


¿Cuál es la diferencia entre narrar para niños y para adultos?

Son públicos distintos. Los niños son más exigentes, demandan mucha energía. Pero cuando logran transitar el camino del cuento y se dejan envolver con su magia, el intercambio es óptimo.

En cuanto a los adultos, hay una realidad indiscutible: disfrutan como niños. Reflexionan, se identifican, ríen, lloran. A todos nos gusta escuchar historias…desde pequeños hasta ancianos, donde en cierta forma, volvemos a ser niños.


¿Cuáles son los lugares en dónde se cuentan cuentos?

Esta es la ventaja más potente de la narración oral: puede hacerse en cualquier parte.

La gente puede encontrar narradores en bares, teatros, plazas, bibliotecas, escuelas, hospitales, cumpleaños… este arte no tiene fronteras ni límites de edad. ¡Hay niños y abuelos narradores!


¿Cuáles son los comentarios que recibe de la gente luego de escuchar cuentos?

Siempre son un regalo al alma. Generalmente, la gente adulta, me dice: GRACIAS. Y yo le contesto: GRACIAS a usted por escucharme.

La gente te cuenta a qué le hizo acordar la historia o con qué se sintió identificada. Los cuentos abren el corazón e invitan a pensar.

En cuanto a los niños, la devolución es espontánea. Muchas veces me preguntan sobre los personajes, qué fue de ellos, qué otra aventuras les esperan…eso afirma el efecto que tuvo la historia en el auditorio


¿Qué elementos se deben tener en cuenta para contar cuentos?

No es lo mismo leer un texto que contarlo. El lector maneja su ritmo, va y vuelve sobre las páginas, se detiene para hacer alguna actividad o retoma el libro al día siguiente. 

Es importante hacer coloquial el cuento (sin perder la esencia del mismo), suprimir todo aquello que distraiga, agilizar la acción.

Debe haber mucho trabajo con las imágenes, que son la llave de apertura para entrar en el interior del cuento. Deben estar atentos a las emociones que les provoque la historia, registrarlas. Pensar dónde cada uno puede agregar sonidos o gestos.  Visualizar el texto, vivirlo, recrearlo en un espacio mental.

Se necesita actitud, fluidez en el relato, espontaneidad,  buen manejo del cuerpo, de la mirada…también es importante ser consciente del ritmo, de los matices,  la proyección y articulación de la voz y, por supuesto,  sentirlo.  Las cosas que no nos pasan por el corazón son muy difíciles de transmitir. Para este oficio maravilloso hay que tener los sentidos a flor de piel.


¿Qué cosas puede contar un narrador de cuentos?

Yo creo que uno puede narrar todo lo que desee: cuentos, micro cuentos, leyendas, mitos, películas, poesías, canciones, anécdotas… lo importante es tener claras las reglas de la oralidad y la pasión de querer transmitirlo…debe elegir algo  que genere compromiso emocional  (siendo la historia la verdadera protagonista y no quien la cuenta).  El narrador oral  cuenta con el público y no para  el público. El otro no es concebido como espectador, sino como cómplice. Es un acto de intercambio. Es el aquí y ahora.: momento único e irrepetible, momento de encuentro.


¿Qué se trabaja en sus talleres de narración oral?

Junto con mi compañera, Fernanda Batalla, apuntamos a brindar las herramientas necesarias para el desarrollo de las capacidades narrativas de cada alumno y, a la vez, crear un espacio lúdico que posibilite romper con las estructuras propias. Nos interesa también generar el ámbito para liberar los bloqueos emocionales y experimentar caminos alternativos que permitan una mayor articulación de ideas. Trabajamos mucho con la creatividad, recursos escénicos y recursos expresivos, técnicas vocales y adaptación de textos.


Pero su taller tiene un nombre especial: “Contar es ser”…

Sí,  nuestro taller no quiere dejar solamente una “técnica”. No sólo se trata de eso… sino también de un encuentro humano, un espacio donde poder desplegar todos nuestros colores opacados por lo cotidiano, una oportunidad para despojarse de aquello que nos obstaculiza y mostrar lo que realmente somos. "Contar es Ser". Ser, refiriéndonos a la permanente búsqueda hacia uno mismo. En nuestras mentes no cabe la idea de "Ser" como algo estancado y definido de por vida. "Ser" es transformación, es crecimiento. 

Uno cuenta desde uno, abre su corazón, sus sentidos, su esencia. Uno al narrar, comparte. Los talleres se llenan de gente maravillosa dispuesta a entregarse a este arte. A “ser”.  Y cumplen, felices, con la meta propuesta: contar.

Coincido con las palabras de un gran maestro de la narración oral escénica, Francisco Garzón Céspedes: “Decían ya hace siglos los primeros: lo más importante es ser. Y esa sola palabra define el sentido de la vida".

Geraldine Ricau - Facebook:  Taller de Narracion Oral y Creatividad “Contar es Ser”. Correo: gr_cuentos@yahoo.com.ar






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